miércoles, noviembre 15, 2006

anónimo

Hace unas semanas me llegó a través de e-flux, el comunicado de prensa de una exposición llamada “Anónimo: en el futuro nadie será famoso”, compuesta por los trabajos de 11 artistas internacionales que junto con el curador se mantienen en el anonimato para éste evento.

Al parecer cada vez se ve con más atención como el mercado del arte influencia la producción artística. Importa más el nombre del artista, el cual funciona como una marca, que los contenidos mismos de las obras. Consideran ellos que eso hace que el arte pierda su potencial subversivo y capacidad de perturbación.

Toman la frase de Andy Warhol de 1968 “En el futuro todos serán mundialmente famosos por 15 minutos” y la reelaboran bajo la presunción de que con la popularización de la fama, ésta tendrá que ser alimentada por una especie de circulo vicioso donde mas y mas gente famosa es fabricada, los cuales cada vez tienen menos aura de fama y serán por lo tanto rápida y fácilmente reemplazados. Así que, cualquiera (inclusive los artistas estrella) que sea famoso hoy, será olvidado mañana.

La exposición esta hasta el 14 de enero del 2007 en la Schirn Kunsthalle Frankfurt. Si alguien pasa por ahí y nos puede contar como está la expo, sería buenísimo! Las fotografías no son muy reveladoras.

Lo que más me llama la atención es que aunque son anónimos son artistas internacionales, no son simples artistas… Ah! y en el catalogo aparece un texto del para nada anónimo Hans Ulrich Obrist.

Imágenes y comunicado de prensa en:

http://www.schirn-kunsthalle.de/index.php?do=press_images〈=en&id=82

http://www.schirn-kunsthalle.de/index.php?do=exhibitions_detail&id=71&lang=en

jueves, noviembre 02, 2006

otra vez bajo cero

Hace unas semanas en la ONG (Caracas), hubo un curso sobre curaduría impartido por Kevin Power. Estaban muy entusiasmados con el curso, tanto la ONG como los asistentes, así que me puse a buscar en google información sobre él y me encontré con un texto para una conferencia que dio en la Bienal de Lima (creo que en la tercera, 2002), se titula “otra vez bajo cero”. Aquí va el primer párrafo:

No resulta nada fácil hacer grandes declaraciones sobre el arte contemporáneo, sobre cuál es su función, o debería ser, sobre adónde se dirige, o lo que debería hacer, más allá de subrayar su marcha inexorable hacia el mercado en el centro del sistema, señalando a la vez la multiplicidad, cada vez más amplia, de procesos de asimilación y resistencia. Para comprender cómo funcionan las cosas, hemos de analizar los sistemas de poder, y es evidente que la teoría deconstruccionista, junto con todo el bagaje de la teoría pos-estructuralista, han ayudado en gran manera a hacerlo, y a dirigir nuestra mirada hacia el interior del funcionamiento del sistema del arte. Los resultados nos han dejado a muchos de nosotros con una sensación intensa de vacío e insatisfacción, con una cierta post-angoisse, ante nuestra propia complicidad inevitable. Hemos presenciado los rápidos viajes a la fama, sea lo que sea la versión nacional, desde Jeff Koons hasta Damian Hirst, desde Miquel Barceló hasta Kcho: todos estos pasos de baile orquestados que incluyen desde la auto promoción hasta la promoción nacional, todo ello unido a la parafernalia de reconocimiento internacional (exposiciones colectivas importantes, bienales, galerías americanas o europeas etc.) ¡Todos los encantos seductores y toda la brillantez del naufragio! Hemos asimismo observado el tal vez excesivo poder de la hornada de los llamados curadores internacionales-globales, quienes tan a menudo aparecen como organizadores fatuos y bien remunerados en nuestra cansada sociedad de espectáculo, en lugar de analistas críticos del mismo.

Texto completo en:

http://av.celarg.org.ve/Recomendaciones/kevinpower.htm